Director: Billy Wilder
Intérpretes: Bing Crosby, Joan Fontaine, Roland Culver, Lucile Watson, Richard Haydn, Harold Vermilyea, Sig Ruman, Julia Dean, Bert Prival, Alma Macrorie
Guión: Charles Brackett, Billy Wilder
Música: Victor Young & Troy SandersGuión: Charles Brackett, Billy Wilder
Fotografía: George Barnes
Productora: Paramount Pictures
Género: Comedia, Musical, RománticaNacionalidad: EE.UU.
Año de realización: 1948
Duración: 1h. 56 min.
2 Nominaciones al Oscar: Mejor banda sonora (musical), vestuario (color)
Recomendada para todos los públicos
Sinopsis:
En la Viena de principios del siglo XX se cruzan las vidas de un americano, vendedor de fonógrafos, que ansía abrirse un hueco en el mercado europeo; una condesa cuya familia no atraviesa su momento más glorioso, y un emperador, obsesionado por la cría de perros con pedigrí, que pretende aparear a su más preciado animal con el perro de la condesa. Los esfuerzos de todos ellos se ven recompensados con el nacimiento de una estupenda camada de cachorros para el emperador, un negocio de fonógrafos que marcha viento en popa y una romántica historia de amor entre la condesa y el desenvuelto americano
Escena de El vals del emperador:
Tras dirigir en 1945 la maravillosa película Días sin huella, pasan tres años para que Billy Wilder realice su siguiente película, en 1948 apareció El vals del emperador, trabajo que ha supuesto mi primera decepción con el director vienés. Me es complicado pensar cómo es posible pasar de un tema tan profundo, serio y a la vez comprometido como fue su Días sin huella a esta especie de musical-romántico-noño llamada El vals del emperador.
Cierto que hay escenas en las que el sello Wilder permanece pero está muy lejos de ser una de esas grandes películas a las que nos tiene acostumbrado el gran Billy Wilder. Esta película la podía haber dirigido cualquier director que la Paramount tuviese a mano.
Escena de El vals del emperador:
Tras dirigir en 1945 la maravillosa película Días sin huella, pasan tres años para que Billy Wilder realice su siguiente película, en 1948 apareció El vals del emperador, trabajo que ha supuesto mi primera decepción con el director vienés. Me es complicado pensar cómo es posible pasar de un tema tan profundo, serio y a la vez comprometido como fue su Días sin huella a esta especie de musical-romántico-noño llamada El vals del emperador.
Cierto que hay escenas en las que el sello Wilder permanece pero está muy lejos de ser una de esas grandes películas a las que nos tiene acostumbrado el gran Billy Wilder. Esta película la podía haber dirigido cualquier director que la Paramount tuviese a mano.
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