Título original: Hashiru koto ni tsuite kataru toki ni boku no kataru koto
Autor: Haruki Murakami
Editorial: Tusquets
Colección: Andanzas
Género: Narrativa, Deportes, Running, Biografías
Nacionalidad: Japón
Año de publicación: 2007. Publicado en España en abril de 2010
Precio: 17 €
ISBN: 978-84-8383-230-1
230 págs.
Sinopsis:
En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música o de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.
Es muy probable que el título de este libro no atrape a muchos lectores, aunque el hecho de que esté escrito por Haruki Murakami, uno de los grandes escritores en la actualidad pueda disuadir a más de uno y lo cierto es que por su contenido, éste es uno de esos libros que merece la pena leer.
Murakami es, además de un excelente narrador, un aficionado a correr pruebas de larga distancia. En esta especie de biografía nos cuenta la influencia fundamental que este deporte ha ejercido en él y otras muchas cosas relacionadas con su vida personal y profesional.
Así narra su decisión de dejar el local de Jazz que regentaba para dedicarse a escribir:
"Las personas de mi entorno se opusieron, en su mayoría, a mi decisión. O albergaban serias dudas acerca de ella. Me aconsejaban que, ahora que el negocio iba bien, cediera su administración a otro mientras yo me dedicaba a escribir, si eso era lo que me apetecía. Creo que, a los ojos de la sociedad, aquello hubiera sido lo correcto. Al parecer, no creían que lograra sobrevivir como novelista. Pero no pude seguir su consejo. Debido a mi carácter, cuando proyecto hacer algo, sea lo que sea, no me quedo satisfecho si no me involucro al cien por cien. Yo habría sido absolutamente incapaz de hacer una jugada tan buena como la de confiarle mi negocio al primero que pasara mientras yo me iba a escribir a otra parte. Si me ponía a ello con toda mi alma y, aún así, no funcionaba, acabaría por resignarme. Pero, si fracasaba por haberlo intentado sólo a medias, iba a lamentarlo el resto de mis días."
En el capítulo seis, nos narra un hecho que define claramente cuál es la actitud de Murakami, no solamente en un carrera, sino también ante la vida. Murakami se desplaza al lago Saroma a correr la ultramaratón de 100 km. Cómo supongo que no tengo que entrar en detalles sobre el esfuerzo que supone tener que correr 100 km. seguidos, Murakami refleja de ésta manera lo que sentía cuando a partir del kilómetro 60 comenzaba a ir muy justo de fuerzas:
"Tal vez hubiera sido más sensato caminar que seguir corriendo de manera tan forzada. Muchos corredores lo hacían. Caminaban para que sus piernas descansaran. Pero yo nunca caminé. Me tomé mis descansos para hacer bien los estiramientos. Pero no caminé. No me había inscrito en esa carrera para caminar; en absoluto. Lo había hecho para correr. Para eso, sólo para eso, me había desplazado en avión hasta el extremo más septentrional de Japón. Así que, antes que caminar, correr muy lentamente. Ésa era la norma. Contravenir, aunque sólo fuera una vez, la norma que yo mismo me había fijado podría significar contravenir en adelante muchas más y, en ese caso, sería sin duda muy difícil acabar esta carrera."
Murakami, Haruki: De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets, pág. 153
"Lo que de veras da calidad a la vida no se encuentra en cosas fijas e inmóviles, como los resultados, las cifras o las clasificaciones, sino que se halla, inestable, en nuestros propios actos"
Murakami, Haruki: De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets, pág. 221
Es muy probable que el título de este libro no atrape a muchos lectores, aunque el hecho de que esté escrito por Haruki Murakami, uno de los grandes escritores en la actualidad pueda disuadir a más de uno y lo cierto es que por su contenido, éste es uno de esos libros que merece la pena leer.
Murakami es, además de un excelente narrador, un aficionado a correr pruebas de larga distancia. En esta especie de biografía nos cuenta la influencia fundamental que este deporte ha ejercido en él y otras muchas cosas relacionadas con su vida personal y profesional.
Así narra su decisión de dejar el local de Jazz que regentaba para dedicarse a escribir:
"Las personas de mi entorno se opusieron, en su mayoría, a mi decisión. O albergaban serias dudas acerca de ella. Me aconsejaban que, ahora que el negocio iba bien, cediera su administración a otro mientras yo me dedicaba a escribir, si eso era lo que me apetecía. Creo que, a los ojos de la sociedad, aquello hubiera sido lo correcto. Al parecer, no creían que lograra sobrevivir como novelista. Pero no pude seguir su consejo. Debido a mi carácter, cuando proyecto hacer algo, sea lo que sea, no me quedo satisfecho si no me involucro al cien por cien. Yo habría sido absolutamente incapaz de hacer una jugada tan buena como la de confiarle mi negocio al primero que pasara mientras yo me iba a escribir a otra parte. Si me ponía a ello con toda mi alma y, aún así, no funcionaba, acabaría por resignarme. Pero, si fracasaba por haberlo intentado sólo a medias, iba a lamentarlo el resto de mis días."
Murakami, Haruki: De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets, pág. 49
En el capítulo seis, nos narra un hecho que define claramente cuál es la actitud de Murakami, no solamente en un carrera, sino también ante la vida. Murakami se desplaza al lago Saroma a correr la ultramaratón de 100 km. Cómo supongo que no tengo que entrar en detalles sobre el esfuerzo que supone tener que correr 100 km. seguidos, Murakami refleja de ésta manera lo que sentía cuando a partir del kilómetro 60 comenzaba a ir muy justo de fuerzas:
"Tal vez hubiera sido más sensato caminar que seguir corriendo de manera tan forzada. Muchos corredores lo hacían. Caminaban para que sus piernas descansaran. Pero yo nunca caminé. Me tomé mis descansos para hacer bien los estiramientos. Pero no caminé. No me había inscrito en esa carrera para caminar; en absoluto. Lo había hecho para correr. Para eso, sólo para eso, me había desplazado en avión hasta el extremo más septentrional de Japón. Así que, antes que caminar, correr muy lentamente. Ésa era la norma. Contravenir, aunque sólo fuera una vez, la norma que yo mismo me había fijado podría significar contravenir en adelante muchas más y, en ese caso, sería sin duda muy difícil acabar esta carrera."
Murakami, Haruki: De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets, pág. 153
"Lo que de veras da calidad a la vida no se encuentra en cosas fijas e inmóviles, como los resultados, las cifras o las clasificaciones, sino que se halla, inestable, en nuestros propios actos"
Murakami, Haruki: De qué hablo cuando hablo de correr, Tusquets, pág. 221
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