Autor: Arturo Tendero
Editorial: Pre-Textos
Género: Poesía
Año de publicación: 2005
80 págs.
En esta ocasión quiero dar a conocer este Poemario de un amigo personal, Arturo Tendero, galardonado con el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego 2004 organizado por el Gobierno de Cantabria.
Se trata de un poemario elegiaco que habla de lo perdido. Está dedicado a los padres del autor, que murieron durante la composición del libro. Sus poemas condensan emociones cotidianas que cualquiera puede entender: un paseo en el que recordamos la infancia, una canción que nos acerca a personas a las que nunca conocimos, el intento de reconstruir cómo eran aquellas horas íntimas de la niñez en que oíamos a nuestra madre trajinar en la cocina, la luz del sol cuando nos alegra el día…
Para saber más acerca de Arturo Tendero
Se trata de un poemario elegiaco que habla de lo perdido. Está dedicado a los padres del autor, que murieron durante la composición del libro. Sus poemas condensan emociones cotidianas que cualquiera puede entender: un paseo en el que recordamos la infancia, una canción que nos acerca a personas a las que nunca conocimos, el intento de reconstruir cómo eran aquellas horas íntimas de la niñez en que oíamos a nuestra madre trajinar en la cocina, la luz del sol cuando nos alegra el día…
Para saber más acerca de Arturo Tendero
Si al hecho de no ser lector habitual de poesía añadimos que tengo cierta amistad con Arturo Tendero probablemente no soy la persona más indicada para hablar de este libro. La poesía de Arturo Tendero se entiende y pienso que es un dato a tener en cuenta sobre todo para los que no estamos habituados a leerla.
ResponderEliminarMe voy a permitir la licencia de copiar este poema que aparece en este libro y que personalmente me hizo sentir muchas cosas, el poema lleva por título MADRE:
Era el olor del bálsamo en la noche,
el concilio del miedo con el tacto,
la luz transida, su susurro,
la alcoba frágil, cercada por el frío y por la fiebre,
la leche recién tibio
tintada con canela de su piel,
las buenas noches, la oscuridad primera,
sus pasos alejándose,
la cama que se hundía lentamente en el bosque,
las sombras torrenciales,
mi voz que la seguía,
ahogada, débil, ronca,
por las habitaciones y los años
hasta perder su rastro entre cipreses